El Bruche espía la red

viernes, diciembre 8

Todos podemos ser Einstein por un día



Internet es mi segunda mujer, circunstancia que no hace sonreir mucho a la primera, por cierto. A más de uno de ustedes les debe pasar algo similar, a veces estoy más tiempo saltando de una página a otra que durmiendo, pero bueno, que hay tareas más ingratas, como ser voceros de George Bush, por ejemplo.
El otro día, mientras revisaba unos viejos apuntes de la historia de Internet y de cómo fue creada me di cuenta que por ningún lado figuraba de dónde habían sacado el nombre, aunque no faltará quien me diga que no gastaron muchas neuronas al generarlo, que con la palabra “internacional” y la palabra “net” (red en inglés) se caía de maduro. Pero hoy voy a proponer otra posibilidad, posibilidad que hasta que no me llame por teléfono un responsable del gobierno americano con cargo en la secretaría de comunicaciones y con título al menos de licenciado, voy a seguir creyendo.
Remontémonos varios años en la historia. Hacia mediados de los ´50 y principios de los ´60, muchísimo antes que una red que conecte a todo el mundo sea siquiera imaginada, y mucho antes también que la red ARPAnet fuera desarrollada por el ejército de la Estados Unidos en 1969, existía en Buenos Aires algo que bien puede ser considerado con derechos legales sobre este descubrimiento. Sí, acá en Argentina, de donde es originario el dulce de leche, los colectivos, la birome, las huellas dactilares y Maradona.
Como decía, por esos años existía en Buenos Aires una marca de medias de mujer que se fabricaba y vendía en nuestro país, cuando estaban de moda aquellas medias de red, de nombre “Internet”. Me encantaría saber si alguna lectora memoriosa las recuerda y si puede apoyar mi suposición. Si es así, tenemos un futuro promisorio de juicios ganados por delante.
Sigamos en el entorno informático, un nuevo dilema, ¿alguien sabe por qué los CDs, o discos compactos, si se quiere, duran exactamente 74 minutos? Seamos sinceros, es una cifra bastante caprichosa, ni 75 ni 70, 74 minutos. Luego de buscar y perder tiempo inutilmente (por cierto, menos de 74 minutos) di con una respuesta, que por lo descabellada me parece la más atinada. Los CDs duran esta cantidad de tiempo, porque es la duración exacta de la novena sinfonía de Beethoven interpretada perfectamente según los canones. Si dura más o menos está mal interpretada. Tomá mate.
Y mientras topman mate, los acompaño con esta pequeña anécdota de Einstein, que para algo puse ese título. Allá por lo años 20, al poco tiempo de haber publicado Albert Einstein su primer trabajo sobre la teoría de la relatividad, empezó a hacerse famoso en toda Europa y era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias sobre ella. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, pusieron a su disposición un auto con chofer para que se trasladase a estas universidades. Obviamente en todas tuvo tremendo éxito. Pero si bien los aplausos era atronadores al cierre de sus disertaciones, debido a lo novedoso y difícil del tema, en ningún lugar se atrevían a realizar ni una pregunta.
Y así pasaron los días, Einstein y su chofer recorriendo universidades; el chofer siempre sentado en la última fila, escuchando atentamente la exposición del profesor. Después de algunos meses, al ver que Einstein se notaba cansado y un poco aburrido de repetir siempre las mismas palabras, el chofer le dijo a Einstein: "Profesor, le quiero proponer un trato. Yo no entiendo ni una palabra de lo que usted dice en sus conferencias, pero tengo una excelentísima memoria, y recuerdo palabra por palabra de su exposición, incluyendo todas las fórmulas. Además me imagino que usted estará cansado de repetir siempre lo mismo y que nadie le hace preguntas. Por otro lado, a mí, como pobre chofer, jamás nadie me aplaudió, y entonces le propongo que cambiemos nuestros roles, yo doy la conferencia, total nadie hace preguntas, mientras usted descansa y puede meditar sobre otros problemas".
Einstein lo pensó un poco y finalmente autorizó al chofer a que dé la conferencia, verificó que efectivamente la pudiera dar sin un solo error, y accedió al pedido. El chofer se dejó crecer un poco el pelo para parecerse más a Einstein, el profesor se puso el traje azul oscuro y el gorro del chofer y comenzaron la experiencia.
El chofer dió perfectamente la conferencia, siempre coronada con grandes aplausos, mientras Einstein se sentó en la última fila, fumando pipa y descansando.
Todo iba perfecto, sin ninguna pregunta, hasta que llegaron a una universidad de Baviera. Cuando el chofer terminó la charla, y ya los asistentes están comenzando a aplaudir, del fondo de la sala se escuchó una voz que dijo: "Dr. Einstein: yo no comprendí todo lo que usted dijo y quisiera que me explique con detalle el significado de los términos de la ecuación número 3, que todavía se puede ver arriba a la izquierda del pìzarrón".
Fueron unos segundos de hondo dramatismo, como diría un comentarista televisivo de películas mexicanas, el chofer titubeó un solo instante, imperceptible para el público, y enseguida replicó: "Mi querido profesor, me extraña que usted me haga esta pregunta. Lo que usted quiere saber, en realidad lo sabe cualquier persona. Es más, hasta mi chofer aquí presente se lo podrá explicar".

3 comentario(s):

A ver... confirmo la duración de los cd's... fue una decisión de Phillips, que es la empresa que tiene la patente de cada cd hecho.

Lo de Interné ha generado una discusión a los gritos... pero parece, por lo que logro deducir, que tiene algo que ver con la red de las redes que unifica todo...

Wiii... que tierno ese chofer... me dieron ganas de abrazarlo...

Besotes,

Naty

Por Blogger Naty, a las lun dic 11, 10:49:00 p. m.  

Super todos sus apuntes!
Me la pase un rato leyendolos y me sacaron del aburrimiento.

Por Anonymous Anónimo, a las sáb jul 14, 09:29:00 p. m.  

el chofer es mas inteligente que einstein

Por Anonymous Anónimo, a las mié ago 15, 07:17:00 p. m.  

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